sábado, 20 de diciembre de 2008

EL HOMBRE QUE BUSCABA NO EXISTE NI SIQUIERA EN MÍ

La historia de hoy empieza que estoy en un café, esperando tranquilamente que alguna novedad altere mi ser.
Ella como un viento rojo sobre la mañana pone sus cabellos entre mis dientes y ama de mí, mi espera silenciosa.
Nuestro tiempo siempre transcurre fuera de nuestro tiempo. Ella, esta mañana, tiene la garganta enrojecida de tanto clamar venganza. De tanto gritar amor o muerte; amor o muerte. Y cae, por así decirlo, entre mis brazos, pide un té caliente y se desploma para decir que una semana de espera es mucho tiempo para nuestra locura.
Terminé de tomar tranquilamente mi café y escupí su rostro y le grité que era una verdadera estúpida.
Calló, lloró de rabia y entre los aplausos de los camareros me chupó la polla.
Buenos días, le dije, con una mirada extraviada, ella se sentó a mi lado y me confesó no poder más. Tengo miedo y frío y nadie me quiere. Vengo, señor, por una limosna. Sólo ambiciono un poco de vida. Nunca fui feliz, siempre tuve que aparentar, viví siempre con gente y viví siempre sola. Amé desesperadamente a un hombre toda mi vida y nunca amé a nadie. Vengo, porque no puedo más. No ve que tengo los dientes apretados. Toque mis pechos. No ve que tengo mis pechos como dos palomas a punto de volar. Apriete mis pezones sin asco. Escuche cómo ululan las lobas marinas. Huela los olores que mi sexo despide para usted. Ame mi vientre, deme un hijo suyo. Ponga entre mis tripas silenciosas, un destino.

1 comentario:

  1. ¿Cuando el amor es el único destino, tal vez no es amor...?
    ¡Amar o amor! ¡To be o not to be: that is the question!
    Una escritura que va más allá ... que no se deja encerrar en ningún sentido "común".
    Saludos

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